Domingo Pérez Cáceres

Su casa aún se conserva en el barrio de Chacaica en Güímar.En su cargo de prelado, Pérez Cáceres mejoró notablemente el cabildo catedralicio.Una de las muchas mejoras que sirvió en este cabildo se basó en aumentar los capitulares a dieciséis.[2]​ El obispo comenzó a enfermar en los años cincuenta,[3]​ por lo que fue enviado a la clínica Virgen de la Paloma de Madrid en 1954, para que obtuviera el tratamiento adecuado allí.Después de que los restos del obispo fueran trasladados a Güimar, donde se le rezó, se les dio sepultura en la Basílica de Candelaria.[2]​ Don Domingo Pérez Cáceres dejó muchas anécdotas que cuentan con admiración quienes lo conocieron.