Tras la Primera Guerra Mundial y la disolución del Imperio austrohúngaro, la ciudad fue oficialmente nombrada Novo mesto ("ciudad nueva") aunque informalmente ya era conocida con ese nombre desde su fundación.
Con su construcción, Novo Mesto pasó a estar mucho mejor conectada con el resto de Eslovenia y el resto de la antigua Yugoslavia, y comenzó a crecer como un importante centro regional.
El río Krka confiere su peculiar aspecto a la ciudad, metrópoli de Dolenjska (Baja Carniola), y situada sobre siete colinas.
Por su proximidad a la sierra de Gorjanci es popular entre senderistas, ciclistas y cazadores.
Se le considera el centro económico y cultural de Baja Carniola (Dolenjska en esloveno).