Niños huracanes

La señora Ágata siempre quedaba sola con sus hijos en la casa mientras su marido se dedicaba a las actividades de caza.

Los pequeños Dilé y Óbena, al ver semejante escena, se escondieron impávidos y nerviosos, subiendo a un árbol mientras Itsö trataba de subir para comérselos, succionando para ello el viento para jalarlos.

Un día después el Señor Talá Yakela regresa a casa, y al ver lo sucedido, recolectó pacientemente fibras de las cortezas de los árboles, hojas medicinales, y con esos materiales preciosos logró reconstituir todas las partes del cuerpo de la Señora Ágata y así ella procreó a Sérike.

Debido a su gran curiosidad, los niños huracanes escapan de su casa para conocer el mundo; es por esto que su madre los busca por largo tiempo sin tener éxito alguno y decide continuar con sus labores.

En su viaje por el mundo, los niños se encuentran al Señor Sol, quien es su tío y que como tal les aconseja que dejen de jugar tanto y que regresen a casa al lado de su madre; sin embargo, los niños se quedan jugando unos días más y luego toman la decisión de volver.

Ésta estaba escondida en una enorme laguna en un lugar llamado Janeu, por la cuenca del río Telire, en Talamanca.

Al llegar, los niños se encuentran la serpiente Dululba, la encargada de devorar a todos aquellos que cometen incesto y deciden jugar por un rato.