En la mitología griega Neso (en griego Νεσσος Nessos; en latín Nessus) era un famoso centauro, hijo de Ixión y Néfele, una ninfa-nube a la que Zeus había dado la forma de Hera.
En un acceso de lujuria, Neso intentó raptar a Deyanira, esposa de Heracles, ofreciéndole que montase en él para cruzar así el río Eveno.
Heracles, desde el otro lado del río, vio que Deyanira iba a ser forzada por Neso, y disparó al pecho del centauro una flecha envenenada con la sangre de la Hidra de Lerna, a la que había matado cumpliendo así con uno de sus trabajos para Euristeo.
Como último acto de maldad, mientras agonizaba, Neso le dijo a Deyanira que su sangre aseguraría que Heracles le fuese siempre fiel.
Deyanira le creyó, y, más adelante, cuando empezó a menguar su confianza en la fidelidad de Heracles, untó una camisa con la sangre y se la dio a su marido, que murió lenta y dolorosamente al quemarle la piel, ardiendo o por el calor del veneno.