Sus representantes, al igual que los positivistas, rechazan toda Metafísica como ciencia, a la que consideran «no sólo inútil y contradictoria -como lo había insinuado Kant- sino totalmente desprovista de significado».
El neopositivismo lógico niega la existencia de «verdades aprióricas»: «nuestros conceptos, juicios, o las así llamadas verdades intemporales son simples suposiciones convencionales... condenadas o salvadas por los procesos empíricos y las experiencias sensibles, los únicos que deciden en este terreno».
Lo a-priori es, a lo sumo, una hipótesis; esencias, principios del ser, ontologías aprióricas fundamentales, no se darían «en sí», ni tienen «sentido» (obsérvese que los neopositivistas lógicos, más que de la Metafísica, hablan de la doctrina kantiana).
«Aunque no hubiera existido jamás un círculo o un triángulo en la naturaleza, conservarían para siempre su certeza y evidencia las verdades de Euclides», escribe él.
Establecido así el esquema y las categorías de los «enunciados», la tarea del filósofo sería analizar todos los enunciados empíricos, lógicos, matemáticos, metafísicos, éticos y filosóficos en general, para determinar su grado de valor significativo.
La Semiótica tiene tres ramas principales: Rudolf Carnap se ha dedicado especialmente a la lógica formal y su aplicación a los problemas de epistemología y filosofía de la ciencia en sus obras capitales.
Todo ello está en contradicción con el neopositivismo, y es de esperar que sus continuadores logren descubrir la Metafísica.
Esta equívoca concepción del conocimiento se radicalizaría más en el idealismo alemán, sobre todo de Hegel; de manera que el neopositivismo lógico, al desechar lo que llama Metafísica, en el fondo se refiere a la doctrina kantiana y hegeliana; por eso viene a ser una fuerte crítica del idealismo.
Éstos, evidentemente, captan sólo la apariencia; así los neopositivistas lógicos son con frecuencia materialistas.
Así, las ciencias sociales tienden a ser atraídas a uno u otro campo; pero en ellas hay que tener en cuenta no sólo los hechos empíricos constatables y agrupables estadísticamente, sino también hechos como la existencia de la libertad y la responsabilidad moral, que les confieren su especial carácter.
Sus trabajos podrían desarrollarse más adecuadamente en el marco de la Metafísica, no idealística ni empirista, sino realista, atenta al ser en toda su extensión, a la realidad total con su inherente complejidad.