Ya que las primeras «pierden» su recurso hídrico, principalmente por percolación hacia las masas de agua subterránea, mientras que en las segundas, el flujo subterráneo simplemente «transita» de modo paralelo a la superficie del terreno; o se mantienen por recursos de lluvia directa, escorrentía o derivación superficial (como lavajos o charcas/lagunas epigénicas).
La confusión entre estos contextos aparentemente análogos pero diferentes, se presenta muchas veces cuando los niveles altos de aguas freática contactan excepcionalmente con la superficie del terreno, confundiéndose entonces con las zonas típicas de «tránsito» lagunar.
Las navas siempre han sido lugares de especial atractivo mágico y/o esotérico para las diferentes culturas.
Cabe resaltar la leyenda del Guadiana: la presunta comunicación subterránea entre las torcas donde se pierde el Guadiana Alto (alrededores de las Lagunas de Ruidera) y la surgencia de los famosos Ojos del Guadiana.
O cabe citar la sima de Lewis Carrol por donde Alicia se precipitó tras el conejo blanco, puede ser ejemplo de nava profunda.