Narración oral en Cuba

Habría que tener en cuenta además las oleadas de emigrantes chinos, árabes, judíos, europeos, estadounidenses, japoneses y la emigración francesa proveniente de Haití que se asentó de preferencia en el sur de la región oriental del país.

En el siglo XX y a partir de la experiencia estadounidense de La Hora del Cuento algunas personalidades promueven experiencias de narración oral artística, ya no comunitario artístico, sino con fines pedagógicos y artísticos en escuelas y bibliotecas.

Haydeé Arteaga, quien contaba desde la primera mitad del siglo XX en espacios relacionados con lo comunitario y el sindicalismo, fue en los años sesenta fundadora y directora de una escuela de narradores orales de vida efímera.

En 1956 se estrena como narrador oral Luis Mariano Carbonell, con un espectáculo que algunos consideran hoy una primera aproximación a la narración escénica de cuentos, aunque esta realmente comienza en los años setenta con Francisco Garzón Céspedes, narrador y pedagogo, que renueva el antiguo arte de contar y genera una nueva modalidad hoy conocida como narración oral escénica.

Garzón Céspedes, junto a Teresita Fernández, trovadora y maestra, desarrolló La Peña de los Juglares, que fue una experiencia oral, comunicadora y escénica, entre más, de integración de las artes, que generó otros eventos como La Peña del Brocal, fundada en 1987, en Camagüey Existieron y existen espacios para la práctica y el desarrollo y la investigación de la oralidad popular tradicional así como experiencias individuales.