Nacionalismo musical

Los países más frecuentemente relacionados con el nacionalismo musical son: Rusia, Polonia, Rumanía, Hungría, Noruega, Finlandia, Suecia, Ucrania, España, Reino Unido, en Europa, y Estados Unidos, México, Brasil, Argentina, Chile, Cuba, Colombia, Puerto Rico, Venezuela, en América.

El autor, compositor y musicólogo, que fundamenta esta corriente en España es Felipe Pedrell.

Los miembros de Los Cinco, Mili Balákirev, César Cui, Aleksandr Borodín, Modest Músorgski y Nikolái Rimski-Kórsakov, fueron autodidactas, sin ninguna formación académica.

Este teatro promovería la lengua checa, los compositores, la música tradicional, y los programas usando temas nacionales.

Su primer trabajo nacionalista fue escrito en 1863, en checo, como entrada de la competencia al teatro provisional.

Esta ópera, Branibori v Cechach (el Brandenburgs en Bohemia) tiene un argumento histórico y nacionalista, pero en su música no hay representación de la temática folclórica.

No escribió generalmente en los formatos de composición habituales, para moverse libremente entre los modos.

Janáček tenía mucho cuidado en la supervisión de la traducción para preservar la integridad del libreto.

Otras óperas suyas son Flis (El barquero, 1858), Hrabina (La condesa, 1862) y Straszny Dwór (La casa embrujada, 1865).

Béla Bartók fue un famoso compositor húngaro (1881-1945) que arranca del nacionalismo para llegar en sus últimas creaciones a la abstracción musical.

Recogió en sus obras ritmos exóticos y desconocidos, así como escalas primitivas como la pentatónica (de cinco tonos).

Zoltán Kodály fue un compositor húngaro (1882-1967) se formó en el conservatorio de Budapest y en París.

Entre sus obras más importantes cabe mencionar Variaciones del pavo real, la ópera Háry János y la obra coral Psalmus hungaricus.

Sibelius compuso el poema sinfónico Finlandia (1899) para un festival, y este reunió con ciudadanos finlandeses, envueltos en un fervor patriótico.

También de un estilo nacional son sus «Danzas españolas» y su primera ópera «María del Carmen».

Igual que Albéniz, se expresa ante todo en el piano con obras como Danzas Españolas y Goyescas, muy relacionadas con la música del siglo XVIII.

Joaquín Turina, crítico, musicólogo y director de orquesta, fue otro compositor del que podría denominarse romanticismo tardío español.

Nacido en Sevilla, finalmente asumió, siguiendo el criterio indicado por Felipe Pedrell, la tradición andaluza y neopopularista.

Entre sus obras más destacables se encuentran «Danzas fantásticas» y «La procesión del rocío».

La música nacionalista en México tuvo en su periodo de mayor una connotación ideológica, política y social.

El primer compositor nacionalista mexicano fue Manuel M. Ponce, le siguieron otras figuras como Miguel Bernal Jiménez (considerado padre del Nacionalismo Sacro Mexicano) o, Carlos Chávez y Silvestre Revueltas, quienes desde el Conservatorio Nacional de Música formaron una generación de músicos como José Pablo Moncayo, Blas Galindo, Daniel Ayala y Salvador Contreras, los que, juntos, formaron el Grupo de los Cuatro.

Manuel M. Ponce nació en Fresnillo, Zacatecas, México, aunque vivió su infancia en la ciudad de Aguascalientes.

Compositor controvertido, se dedicó a crear una obra musical basada en temas del folclore mexicano, combinándolos con el estilo romántico europeo de su época.

Su lenguaje musical es tonal pero en ocasiones disonante, con vitalidad rítmica, y con frecuencia con un sabor distintivamente mexicano.

Produjo una obra amplia y sólida, intima, profundamente nacional, con grandes posibilidades expresivas que van desde los cantos simples a la grandilocuencia orquestal.

En el Reino Unido, la música nacionalista era más prominente en Escocia, Irlanda y País de Gales que en Inglaterra.

Estos países han tenido siempre una conexión fuerte a su herencia, y los compositores románticos incorporaron elementos de la música tradicional británica en sus trabajos.

Alexander MacKenzie se dedicó a rescatar y arreglar canciones populares escocesas, con una gran base folclórica.

Retrato de Felipe Pedrell