En consecuencia, Naamán pidió permiso al rey Ben-Adad II para ir a Israel.
Agradecido, regresó con su séquito a Eliseo, ante quien reconoció a Yahveh como el único Dios y pidió la carga de dos mulas de tierra israelita para poder construir un altar en su honor.
Al regresar, Eliseo le reprochó su actitud y Giezi enfermó a su vez de lepra.
Es mencionado en el Evangelio de Lucas 4:27, del Nuevo Testamento donde Jesús dice que a pesar de haber numerosos leprosos en Israel, Dios eligió sanar a un extranjero, Naamán, el sirio.
Esta dolencia se ha identificado con una amplia gama de enfermedades conocidas por la medicina moderna como psoriasis, dermatitis seborreica, sarna, impétigo, escarlatina, lupus eritematoso y otras.