[5] Durante la Guerra civil española se instaló el Gobierno de Negrín, y al terminar esta, pasó a ser la residencia del general Franco en Barcelona.
Y cinco años más tarde se empezó a preparar, bajo la dirección de Luís María Llubià,[8] la apertura del museo en unas salas de la segunda planta del Palacio Nacional.
[3] La cerámica mudéjar se caracteriza por la abigarramiento, la estructura ornamental radial y la simetría.
Las piezas se decoraban siguiendo motivos iconográficos pintados, incisos y estampillados, tanto cristianos como islámicos.
[12] La cerámica valenciana se conoce principalmente por dos grandes centros de manufactura: Paterna y Manises.
[12] El apartado que dedicaba el museo a la cerámica catalana era uno de los más extensos y estaba dividido en tres salas.
[13] La cerámica andaluza estaba representada por la producción de dos grandes centros: Sevilla y Úbeda.
De Sevilla, encontramos cerámica hecha a la cuerda seca y de arista, siguiendo los procedimientos árabes, y loza pisana o pintada, ya del siglo XVII.
Destacaban los azulejos iraníes de Kashan (siglo XIV), la porcelana china (siglos XVII al XIX), las piezas renacentistas italianas, y la cerámica europea de influencia oriental.
[12] La colección de cerámica contemporánea contemplaba la obra producida desde el segundo tercio del siglo XX hasta nuestros días.
Destacaba sobre todo la obra de Picasso y Joan Miró, y más recientemente, la obra de artistas contemporáneos como Mia Llauder, María Pallejà o Rosa Cortiella.