Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers

[2]​ Los jesuitas crearon un establecimiento agrícola, ganadero e industrial que tuvo como objetivo el sostén del Colegio Máximo –que luego se convirtió en la primera universidad del territorio argentino–, y llegó a ser uno de los centros rurales más prósperos de la compañía cordobesa.Tres padres tenían a su cargo la administración, evangelización y enseñanza de los oficios.[2]​ En 1810 la estancia fue comprada por Santiago de Liniers, quien vivió unos pocos meses en la casa.[3]​ En 1968 la Nación Argentina expropió la residencia –que había sido declarada Monumento Histórico Nacional en 1941– dando comienzo a un intenso trabajo de investigación arqueológica y documental que permitió que, a través de las tareas de restauración que se iniciaron en 1971, la construcción se preserve fiel a su estructura original.Está edificada como una sola nave y se distingue por la curvatura de los muros que bajan desde la cúpula.[2]​ En su construcción intervinieron los arquitectos jesuitas Prímoli, Bianchi, Kraus, Harschl y probablemente Forcada.El espacio expositivo está organizado en tres diferentes criterios: La planta baja era en la época jesuítica almacén y depósito.Al ingreso, en la planta baja, a la izquierda del patio, hay una pequeña celda.
Tajamar construido por los jesuitas.
Sello de la Compañía de Jesús.
Santiago de Liniers, uno de los últimos dueños de la estancia.
Vista lateral de la iglesia desde el patio del museo.