Muralla de Las Palmas

La Antigua Muralla de Las Palmas o Muro del Real, era la muralla que delimitaba y protegía la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, Canarias, España.

Para su confección se emplearon piedra y argamasa, de pared lisa sin contrafuertes, ensanchándose suavemente hasta formar un plano inclinado con la base.

En la cara interna y en su parte alta se extendía, a lo largo de toda ella, un amplio corredor o banqueta desde donde la tropa podría defenderla y atacar a su vez.

Constituyó durante siglos, aparte de su función militar, el límite entre la zona urbana y la rural de la ciudad, delimitando el perímetro interior, que prácticamente quedó inalterado desde el siglo XVI hasta el XIX englobando lo que eran los dos barrios centrales de la ciudad -Vegueta y Triana- y algunos de los arrabales que ascendían por las lomas de las montañas cercanas y que se conocen con el nombre genérico de “Riscos”, tomando estos últimos el nombre del Santo bajo cuya advocación se encontraba la Ermita en ellos edificada.

Las Palmas de Gran Canaria se convirtió no sólo en una ciudad fortificada, sino también amurallada, rasgo poco habitual en las ciudades canarias y que compartió con muy pocas localidades (Santa Cruz de Tenerife y Santa Cruz de La Palma).

Fragmento mejor conservado de la antigua muralla Norte.
Plano de la ciudad de 1849 por Francisco Coello. Se aprecia el trazado de la muralla desde Torre de Santa Ana hasta la plataforma de San Francisco, pasando por el Baluarte de la Casamata.