De dar vida a los personajes principales se encargaron el propio Orson Welles, Michael Redgrave y Akim Tamiroff.
El moribundo le susurra dos nombres que -según él- son muy valiosos.
Con el uso de esta pequeña información y un montón de fabulaciones, Van Stratten logra conocer al magnate, aparente multimillonario, Mr.
Viajando por todo el mundo, Van Stratten intentará reunir las piezas para reconstruir el pasado de Arkadin.
[2][3] La película se filmó en diversos lugares, entre ellos Madrid (en el antiguo aeropuerto de Barajas),[4] Segovia (el Alcázar, la Fuencisla),[5] Pedraza y Valladolid (en el Colegio de San Gregorio, hoy Museo Nacional de Escultura, contando con casi 300 figurantes entre los que se encontraba el escritor Miguel Delibes).