Sublevación del Callao

La sublevación o motín del Callao tuvo lugar el 5 de febrero de 1824 en la Fortaleza del Real Felipe en el Callao, durante las campañas de Simón Bolívar en la Independencia del Perú, cuando se sublevaron unidades chilenas, grancolombianas, peruanas y argentinas y se pasaron al bando español.

Tras la retirada realista, el gobierno peruano con sus fuerzas militares abandonaron el Callao, quedando en la guarnición el Batallón Vargas de la Gran Colombia y unos 100 artilleros chilenos (al mando del coronel Juan Nepomuceno Morla), al mando del coronel Valdivieso.

[3]​ El general Rudecindo Alvarado pasó a ser el gobernador de la plaza.

Diego Barros Arana en su libro Historia general de Chile (pág.

[cita requerida] En esos momentos ingresó al Perú el general Simón Bolívar con un gran ejército, por lo que el Congreso del gobierno del sur se apresuró a designarlo dictador; éste aceptó el cargo y sometió al gobierno de Riva Agüero en el norte.

Entre los 30 prisioneros realistas del Callao se hallaba el coronel José María Casariego, en contacto con los jefes conspiradores; éste logró influir al sargento 1° Dámaso Moyano — mulato mendocino, hijo de esclavos, perteneciente al Regimiento de Granaderos — y al sargento Francisco Oliva, del Batallón N° 11.

El día fijado para la sublevación, el 5 de febrero, Moyano y Oliva montaron las guardias en lugares estratégicos y por la mañana arrestaron a los oficiales que había en la guarnición y a los demás a medida que iban llegando al Callao desde el pueblo cercano, entre ellos al gobernador del Callao, general Rudecindo Alvarado, y el comandante general de Marina, general Pascual Bibero.

Según la versión de Bartolomé Mitre, entre los fusilados que se negaron a gritar, ¡Viva el rey!

[8]​ La veracidad de esta anécdota es muy discutida y puesta en duda por varios historiadores.

Producida la sublevación del Callao, el general Simón Bolívar consideró perdida esa guarnición y la ciudad de Lima, por lo que ordenó desde Pativilca al general Enrique Martínez que sacara de la ciudad el parque y todo lo que fuera útil al ejército.

Al observar Orellano la bandera española en el Callao, se dirigió a sus compañeros:

El día 8 se hallaban en Supe esperando ser embarcados hacia Trujillo, pero el 14 pasaron a Huarmey.

El piquete embarcado hacia Trujillo quedó al mando del comandante Alejo Bruix, (el 11 de abril Bolívar lo nombró coronel, ad referendum del gobierno argentino) marchando el día 30 a Huamachuco.

La fuerza siguió por Chancay, Huacho y Huaurá, alcanzando Supe 4 o 5 días después El 16 de marzo en Supe se sublevaron los lanceros del Regimiento Peruano de la Guardia, al mando del coronel Navajas, siendo su segundo el comandante Juan Ezeta.

El general Bolívar encomendó al coronel argentino Félix Olazábal la misión de parlamentar con los sublevados, pero éstos lo tomaron prisionero y posteriormente lo liberaron.

Tagle se unió luego a ellos, muriendo después durante el sitio del Callao, lo siguieron el vicepresidente Diego Aliaga y el presidente del Congreso peruano José María Galdiano.

Bandera del Regimiento Río de la Plata , protagonista del motín del Callao.