Motín de la Trucha

El norte de la península ibérica inicia su desarrollo económico a partir del siglo X.

Por su parte los ciudadanos, temerosos de las represalias de los nobles y capitaneados por Benito “el pellitero”, deciden encerrar a los nobles en la iglesia en la que se habían concentrado y, acto seguido, prenden fuego al edificio.

Para el Motín de la Trucha no existen crónicas objetivas y coetáneas que describan esta revuelta urbana.

Dicho documento aparece al final del cómic escrito en 2024 por Eduardo Cabrero e ilustrado por Pifa Montgomery, en el cual se cuenta de una forma novelesca la historia/leyenda del Motín de la trucha.

Sin embargo, llama especialmente la atención la tremenda organización que consiguieron del colectivo ciudadano, pues al unísono se amotina contra el poder establecido, acaba con la nobleza zamorana de forma contundente y consigue la impunidad para posteriormente volver a la ciudad.

La versión tradicional lo sitúa como tenente de la ciudad, pero ausente en la fecha del motín.

Además es una fase histórica en la que la nobleza existente sólo aspiraba a la satisfacción de sus propios intereses personales.

Como antes se comentó, Ponce es un personaje que la documentación histórica escrita desvincula por completo del Motín de la Trucha.

Es más, la limitación del precio podría mostrar una tendencia a garantizar que el grueso de la ciudadanía tuviera acceso a este género tan escaso y básico en la dieta de la época, impidiendo la existencia de precios abusivos que sólo podría pagar la nobleza.

Iglesia de Santa María “La Nueva” , lugar donde se produjo la revuelta.