Este intento de Muñoz Gamero fracasó, pues un temporal desvió la embarcación y a duras penas lograron alcanzar el litoral al norte del estrecho.
Cambiaso llegó al paroxismo de su ira al saber la fuga de Muñoz Gamero y propuso primero quemar en una pira gigante a los cómplices.
Se desahogó quemando el hospital, la iglesia y la gobernación, después del consiguiente saqueo.
Mientras sucedían estos crímenes en Punta Arenas, Benjamín Muñoz Gamero decidió organizar la resistencia en el antiguo Fuerte Bulnes, mas su dignidad lo movió a regresar a la desdichada ciudad para imponerse por presencia.
La tripulación, indignada por las atrocidades cometidas por su líder, decidió tomar prisionero a Cambiaso y sus leales.