La ciudad se encontraba celebrando la tradicional fiesta de Corpus Christi, al mismo tiempo que experimentaba una tensión colectiva por la escasez de alimentos básicos como el maíz y el trigo.Dicha tensión estaba directamente relacionada con la inconformidad de los habitantes debido a que las autoridades encargadas del abasto estaban especulando con la reserva de granos almacenada en el pósito y en la alhóndiga.La vida se había vuelto difícil para los indígenas, mestizos, mulatos y españoles pobres.El año anterior se habían malogrado las cosechas del maíz y el trigo debido a inundaciones.El hecho causó una onda impresión en la sociedad de la capital de la Nueva España[1] al ser la primera rebelión social desde el inicio del periodo virreinal.