Además, se usa para rellenar los espacios que quedan entre los bloques y para el revestimiento de paredes.
Los conglomerantes más comunes en la actualidad son los de cemento aunque históricamente han sido, la cal, la tierra y el yeso los más utilizados.
Los morteros pobres o ásperos son aquellos que tienen poca cantidad de cemento y, por consiguiente, poseen menos adherencia y resultan más difíciles de trabajar.
El hormigón es un mortero de cemento especial al que se añade además de los componentes ya citados grava o piedras.
[1] Este mortero se popularizó al final del siglo XIX y principios del XX, gracias a la Primera Guerra Mundial.