Incluyen pizarras muy oscuras, areniscas y sobre todo cuarcitas, estas últimas forman grandes relieves (peñas o piñeus en Morla).
Estas rocas se formaron en el Ordovícico Inferior-Medio, son algo más modernas que las anteriores.
Aunque no son abundantes, estas rocas contienes fósiles de los organismos que vivieron en aquel antiguo mar.
El elevado contenido en hierro de las rocas originales confiere a los sedimentos neógenos su característico color anaranjado.
Asociada al presbiterio existe una pequeña sacristía, a la que se accede desde el interior.
es una espadaña sencilla, trinagular, que carece de sillares, todas estas características se ajustan a la corriente arquitectónica del siglo XVII.
Una escalera exterior y descubierta enforma de L ofrece acceso al campanario.
hacia el norte de la iglesia apoyándose en ella, se sitúa el cementerio del pueblo.
Las losas empleadas para este fin mostraban contornos, grosores y dimensiones irregulares, lo que obligaba a acomodarlas sobre las cubiertas hasta lograr un acabado uniforme carente de espacios vacíos.
Para hacer los cañizos se utilizaba árboles de crecimiento rápido como el aliso (umeiro, omero), o la salguera.
[1] Se utilizaba para hacer tabiques proyectándolo sobre un entramado de cañizo que aportaba estabilidad y resistencia.
Los adobes se colocaban en filas paralelas o formando estéticas espigas, y soportaban muy bien las inclemencias del tiempo.