Fue construido en el siglo IV a. C. por Lisícrates, un corego (patrocinador) que financió una producción teatral en el teatro de Dionisio.
Suponía una manera de exhibir el premio y celebrar públicamente el éxito.
El recurso a varias piedras diferentes, por razones ópticas, era típico de esta época, y fue una de las primeras veces que se utilizó el orden corintio para elementos exteriores.
El friso estaba decorado con relieves que representaban al dios Dioniso ocupado en metamorfosear de piratas en delfines.
Su hallazgo se produjo en 1821, y fue completamente restaurado en 1876 bajo los auspicios del gobierno francés.