No queda tan al norte como sus condiciones climáticas, semejantes al Ártico, podrían indicar, ya que el monte Waddington y sus picos vecinos suponen una de las expediciones montañeras más serias de Norteamérica.
Desde Waddington a las cabeceras del Bute Inlet y el Knight Inlet, a nivel del mar, sólo hay unos kilómetros; cruzando las gargantas de 3.000 metros del río Homathko y el Klinaklini se alzan montañas casi tan altas, y campos de hielo incluso más vastos y blancos, sólo a unas pocas kilómetros desde el aire, con unas fauces más hondas que el Gran Cañón, comparable en su relieve al Himalaya (al que los exploradores de la Columbia Británica la compararon en la época de los viajes coloniales).
En palabras de Don Munday: «La brújula mostraba el atractivo pico alzándose a lo largo de una línea que pasaba un poco al este del Bute Inlet y quizás a 150 millas, donde los espacios en blanco del mapa dejaban amplio espacio para muchas montañas sin nombre».
Los siguientes doce días llevaron la carga al campamento base en Icefall Point en el glaciar Dais.
El ascenso a la cumbre y la vuelta al campamento base les había llevado más de 23 horas.