Oiz

El monte Oiz posee una silueta fácilmente identificable incluso desde la lejanía, silueta acentuada por las altas torres de comunicaciones que se alzan sobre su cumbre y por la larga hilera de torres eólicas que recorre el cresterio.Las zonas altas, totalmente deforestadas, son verdaderos pastizales donde plácidamente pastan rebaños de ovejas, caballos y vacas.La fauna salvaje también es destacable, con numerosas especies de mamíferos, como jabalíes y corzos.En cuanto a las aves, comparte el hábitat con el cercano parque natural de Urkiola.Durante parte de la prehistoria, estos parajes fueron habitados por gentes dedicadas al pastoreo, que han dejado su huella en los monumentos prehistóricos existentes.Cuenta la tradición que cada siete años, Mari se traslada de Anboto a Oiz, y que el tiempo, bueno o malo, y las cosechas, abundantes o escasas, dependerán del lugar donde se halle.[3]​ En el cordal del monte Oiz se ha ubicado un parque eólico con una potencia instalada de 34 MW.[6]​ Desde la carretera que serpentea la vertiente Oeste del macizo, donde se ubica el mirador llamado Bizkaiko Talaia (Balcón de Vizcaya), una pista convenientemente señalizada con indicaciones marca el itinerario a Oiz (1029 m) por la loma de Donesolo (550 m) para ascender en dirección al paso de Arreseburu (798 m) donde se halla la ermita de San Cristóbal y se hace contacto con la pista del monte Oiz.En este último caso una pista llega hasta el collado y caserío Kortaguren (595 m).
Monte Oiz. Vista parcial del parque eólico.
Monte Oiz. Cumbre.