La economía tradicional del municipio se había basado siempre en la agricultura: viña, trigo, patatas, fresa y árboles frutales.
Existe una sexta estación hoy inactiva denominada Moncada y Reixach-San Juan, con las que hay previsiones de terminar de desdoblar la actual vía única, para que vuelva a entrar en funcionamiento.
Don Hugo recibió al rey cortésmente, se quitó su capa de color grana y colocó encima de ella el ansiado botín, que solo consistía en siete panes.
Sin embargo, tras la bendición correspondiente, el pan repartido alcanzó abundante y milagrosamente a todos los presentes, que eran más de cien, con lo que pudieron resistir dos días más y conseguir la rendición incondicional de todos los árabes fugitivos.
Moncada, en la documentación antigua Mons catanus (siglo X), significaba probablemente montaña de enebros mientras que Reixach, en la documentación antigua (villa) Rexago (siglo X) es de origen incierto.
En un pequeño parterre de césped donde crecen una palmera y tres arbustos ornamentales, empotrado entre paredes de nichos y donde se aparcan las herramientas del encargado del cementerio.
Este rincón ajardinado pasa desapercibido, sin ninguna señal que indique que bajo tierra hay unos 700 cadáveres no identificados, personas ejecutadas entre julio de 1936 y abril de 1937.
Tras la Guerra, las autoridades franquistas exhumaron unos 1200 cadáveres en Montcada; de estos, aproximadamente 700 no pudieron ser identificados.
Como explican los investigadores locales Ricard Ramos y Josep Bacardit en el libro 940 días.
El Ayuntamiento de Montcada confirma que no ha habido nunca ningún plan para instalar placa informativa o conmemorativa alguna.
La mayoría de fusilados en Montcada no fueron identificados y volvieron a ser inhumados.