Se cree que su origen fue un monasterio visigótico dedicado a santa Deodata.
Hasta finales del siglo X estaba dedicado a san Pedro.
Se puede ver la decoración lombarda de arquillos y lesenas en el ábside central.
Destacan las pinturas murales que decoraban la zona del presbiterio.
Son pinturas con abundante policromía atribuidas al Maestro de Pedret aunque pueden ser posteriores.