Monasterio de Santa María y San Andrés

El resto del monasterio ha sufrido infinidad de modificaciones y ampliaciones más o menos afortunadas.

Las nervaduras de la bóveda se apoyan en columnillas que parten del suelo.

Los dos ábsides laterales son cuadrados y aventanados, teniendo también bóveda de crucería.

Casi toda la nave está ocupada por un coro cerrado con tres arcos, el central bien conservado y los laterales realizados en restauraciones modernas.

La joya del monasterio es el claustro de arcos tímidamente apuntados sobre esbeltas columnas pareadas y capiteles finamente trabajados con motivos vegetales en tres de las cuatro crujías, albergando a veces cogollos o bolas.

Las galerías norte y sur están constituidas por dieciséis arcadas, mientras que en la del oeste se distribuyen diecinueve.

Destacan las columnas esquineras, más gruesas y únicas, con fustes profusamente decorados y capiteles en filigrana que se salen ya de los cánones más rigurosos del estilo cisterciense.

Abierta a la crujía oriental del claustro, es una estancia cuadrada con una espléndida bóveda de crucería.

Cabecera de la iglesia
Claustro
Sala capitular
Columna con capitel del ángulo noroeste del claustro del monasterio, obra emblemática de esta abadía