[1] El telón de fondo del monasterio de Santa Catalina son las tres montañas cerca de las cuales se encuentra: Ras Sufsafeh, posiblemente el bíblico monte Horeb, que alcanza su punto máximo a 1 km al oeste; Jebel Arrenzieb, que alcanza su punto máximo a 1 km al sur; y el monte Sinaí, conocido localmente como Jebel Musa, tradicionalmente identificado con el bíblico monte Sinaí; alcanza su punto máximo a 2 km al sur.[2][3] El monasterio también alberga seis pozos, cuatro manantiales, un gran jardín rico en árboles frutales y dos molinos.Santa Elena, la madre del emperador Constantino I el Grande, mandó construir una capilla en el lugar donde según la tradición Moisés habló con Dios en el episodio bíblico de la «zarza ardiente».Posteriormente el emperador Justiniano I mandó construir un monasterio en aquel lugar, junto a la capilla mencionada.Supuestamente la zarza que se conserva es la original, convirtiendo al monasterio en un lugar sagrado para las tres grandes religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo e islam.Su cuerpo fue trasladado por los ángeles al Monte Sinaí y los monjes del monasterio encontraron sus restos sobre el año 800, en una gruta de la montaña, momento a partir del cual el monasterio custodió sus reliquias y se convirtió en un importante centro de peregrinación.Los anacoretas del Sinaí fueron eliminados durante el siglo VII y solo el monasterio perduró gracias en parte a las fortificaciones que lo protegían.El acceso al interior del recinto se efectuaba hasta el siglo XX mediante una puerta elevada en el muro exterior.El monasterio se mantenía gracias a dependencias del mismo en Egipto, Palestina, Siria, Creta, Chipre y Constantinopla.Una pequeña ciudad con hoteles y piscinas, llamada Santa Catalina, ha crecido alrededor del monasterio.El monasterio tiene gran importancia debido a su antigua y valiosa biblioteca que guarda la segunda colección más extensa de códices y manuscritos del mundo, solo superada en número de ejemplares por la Biblioteca Vaticana.[10][11] En ella se pueden encontrar unos 3500 volúmenes escritos en griego, copto, árabe, armenio, hebreo, georgiano, siríaco y otras lenguas.[33] Desde entonces, los manuscritos más importantes han sido filmados o digitalizados, por lo que son accesibles a los estudiosos.[38][16][39][40] Los palimpsestos destacan por haber sido reutilizados una o más veces a lo largo de los siglos.La misma puerta de madera cierra el portal occidental y el techo de madera descansa sobre vigas con grabados en honor del emperador Justiniano y su esposa Teodora, todo ello del siglo VI.Sin embargo, en 1958 se realizó una expedición que estudió detenidamente las escrituras de las vigas, descubriendo su contenido; en ellas decía, «nuestro emperador más pío», refiriéndose a Justiniano, y «su difunta emperatriz», refiriéndose a Teodora.
La Escalera del divino ascenso
, Monasterio de Santa Catalina