[1] La mina era operada por Grupo México, la compañía minera más grande del país.
[2] La información acerca de la profundidad a la que se encontraban atrapados los mineros es contradictoria.
Luego del desastre sólo se pudieron rescatar los restos humanos de dos trabajadores; uno prácticamente en la entrada, que murió quemado por la onda expansiva, y otro más a unos 100 metros de profundidad, a la altura del primer derrumbe pero sin quedar enclaustrado.
De nuevo, no encontraron a nadie allí, y el Grupo México hipotetizó que, o bien los mineros se hallaban enterrados bajo escombros, o que se encontraban en una parte aún más profunda de la mina.
Al día siguiente, el secretario de trabajo federal, Francisco Javier Salazar Sáenz, y el gobernador Moreira anunciaron que la mina sería cerrada indefinidamente en cuanto todos los cuerpos fueran recuperados.
Nuevos hechos han vuelto a enturbiar las investigaciones sobre la tragedia[9] y se plantean serias dudas sobre la actuación del Gobierno de México en este asunto.