En 1945, nada más concluir la guerra, marcha a Roma, entrando en contacto con las vanguardias de su época.
Más tarde emigra a París, participando en el Salón de los Nuevos Realistas.
En Norteamérica conoce a artistas como Claes Oldenburg, Robert Rauschenberg, Jackson Pollock, Cy Twombly o Yves Klein.
Regresa a Roma en 1953, volcándose en las posibilidades expresivas de los carteles publicitarios y se hace amigo del polifacético Luigi Centra.
Sus obras se contemplaron en museos como el Guggenheim de Nueva York o el parisino Centro Pompidou.