[2][3] En 1993 Mike Bingham llegó a las islas Malvinas contratado por la organización no gubernamental Falklands Conservation.
Por el contrario, las poblaciones de pingüinos en la Argentina continental y en Chile mostraban un crecimiento sostenido.
[5][6][7][1] Los datos publicados por Bingham suponían un riesgo para los negocios de la colonia, en especial la pesca y la explotación petrolera.
La ONG ambiental Falklands Conservation rechazó los informes de Bingham que alertaban del daño al medio ambiente.
[2] Mike Bingham decidió permanecer en Malvinas; consiguió empleo en una estación de servicio y prosiguió con sus investigaciones en su tiempo libre.
Dos semanas después, encontró bajo su cama una pistola y dos cajas de balas que alguien "plantó en el lugar".
Bingham narró los hechos a la prensa británica:[4] Bingham sostiene que quienes le plantaron el arma, fueron los mismos que enviaron el video pornográfico, alertaron a las autoridades, y de esa forma, tuvieron una excusa para realizar el allanamiento.
Las autoridades sostenían que Bingham falsificó datos cuando llenó un formulario para ingresar a las fuerzas de seguridad.