Henríquez Guzmán logró ascender en la estructura del ejército durante los primeros gobiernos emanados de la Revolución mexicana.
[1] Durante estas campañas electorales, aparecen en México los modelos publicitarios como el uso adecuado para enaltecer los virtudes del candidato.
La propuesta fue bien aceptada por Miguel Henríquez y autorizó a Manuel Ramos Trujillo que esta fuera grabada, la canción recorrió grandes zonas del país, no faltaron críticos que pensaban que este tipo de acciones quitaba seriedad a la contienda, pero ante los resultados obtenidos, este y otros modelos mercadológicos a favor de los candidatos serán desde entonces utilizados.
Jefes militares del gobierno se pusieron a las órdenes del general Henríquez, este se negó a dar la orden para tomar violentamente el poder y recorrió las calles de la Ciudad de México para calmar a sus partidarios y simpatizantes, para evitar más la represión violenta del gobierno.
Ruiz Cortines le prometió una política a favor del pueblo y le ofreció reconocer al partido henriquista como un nuevo partido paraestatal, dividiéndose las opiniones de los henriquistas entre quienes estaban de acuerdo y quiénes no.
"Sus declaraciones no son novedad — comenta el general Cárdenas — , es una clarinada en momentos en que los espíritus entreguistas critican toda manifestación de solidaridad al gobierno y al pueblo de Guatemala, agredidos en su soberanía por la intromisión del gobierno norteamericano.
El propio general Henríquez sabía de mi decidida abstención para intervenir en la política del país.
Y él mismo se contesta: "Entre otras causas porque muchos de sus amigos y partidarios usaron mi nombre para apoyar su candidatura sin tomar en cuenta que tendrían la oposición de numerosos sectores que se sintieron lesionados por mi administración.
Dámaso no fue un impuesto; tuvo, sí, la amistad del presidente Alemán y respaldo popular en Michoacán.
"El señor licenciado Cabrera escribió o más bien publicó inmediatamente después de mi salida del gobierno un libreto con juicios personales.
— Siga usted en su puesto y no haga caso de tales ataques — le respondió el Presidente.
Ya desde antes, un grupo anticomunista, encabezado por el viejo y reaccionario político Prieto Laurens, lo venía atacando debido a la defensa pública que Cárdenas había hecho del gobierno de Arbenz en Guatemala.
A la embajada parecía preocuparle más la actitud de Cárdenas que la del propio Partido Comunista.
Cárdenas esta vez hizo pública su respuesta: "He servido a la patria — recordaba — cuando ha sido necesario defender la dignidady soberanía de México, cuando ha sido preciso exigir el respeto a la investidura institucional, y he cumplido también como colaborador cuando se me ha requerido para servir en un puesto secundario. "