Miguel Catalán González

Siendo estudiante universitario se dedicó a la escritura de ficciones, influido por Thomas Mann y Marcel Proust, lecturas juveniles que dejaron huella en el estilo de su prosa.

En 1984 presentó su tesis de doctorado sobre la teoría moral del pragmatista estadounidense John Dewey, posteriormente publicada con el título de Pensamiento y acción (1994), su primer libro.

[2]​ Es Premio Juan Andrés de Ensayo e Investigación en Ciencias Humanas (2014).

La segunda parte del libro desarrolla una documentada tesis sobre la naturaleza compensatoria de las utopías literarias.

En capítulos separados trata el autor las diversas concepciones seudológicas del mundo como teatro, como juego de los dioses que inventan guerras o matanzas para divertirse, como sueño en la mente de Dios, como laberinto en que se ha dejado caer a los mortales para observar su desorientación; como experimento realizado con la humanidad por un demiurgo incompetente, al modo de los gnósticos alejandrinos, o bien por un ordenador hipercomplejo, al modo del ‘cerebro en la cubeta’ del filósofo Hilary Putnam.

La parte prescriptiva del tomo propone una ética naturalista de la veracidad que deje a un lado la prohibición rigorista para aplicar un cálculo felicitario de intenciones y consecuencias.