Miguel Agustín Pro

Miguel Pro fue fusilado sin juicio alguno ni desahogo de pruebas, junto con su hermano Humberto, Luis Segura Vilchis y Juan Tirado Arias.Este hecho constituyó un grave trauma que quedó grabado en la conciencia de los católicos, que vieron por primera vez la posibilidad de un enfrentamiento entre la Iglesia y el Estado.Así, las tierras comunitarias terminaron por engrosar el tamaño de latifundios y haciendas.La dictadura de Porfirio Díaz (1876-1910), constituyó un interregno a la hostilidad contra la Iglesia, en el cual esta se fortaleció.[8]​ El derrocamiento del dictador Porfirio Díaz provocó inestabilidad política, con muchas facciones y regiones en pugna.Después del noviciado continuó sus estudios en Los Gatos, California, ya que los jesuitas debieron abandonar Los Llanos a causa de la presencia del ejército constitucionalista liderado por Venustiano Carranza.[17]​ Luego regresó a España y continuó sus estudios en Enghien, Bélgica, donde vivió en una comunidad con 130 jesuitas.Enfermo desde sus tiempos de estudiante, el jesuita atravesó por un verdadero calvario consistente en varias intervenciones quirúrgicas para resolver una innominada afección estomacal.Meses más tarde fue enviado a una casa de convalecencia en Hyéres, atendida por religiosas franciscanas.El padre Pro brindó durante ese periodo sus servicios como consejero espiritual y sacerdotal a varias de esas organizaciones.[21]​ Se hizo rápidamente popular entre los católicos y, por ello mismo, fue visto con recelo por las autoridades que resentían su disposición a rechazar, muchas veces de manera jocosa, las restricciones impuestas por la nueva legislación.Ejercía a escondidas su ministerio, usaba disfraces para eludir los controles policiales y predicaba en secreto ejercicios espirituales.Reconoció que había vendido el automóvil Essex a José González el martes o miércoles anterior, pero que desconocía que González lo había adquirido para Luis Segura Vilchis, a quien había conocido por un año y medio a través de sus actividades en la Asociación Católica de la Juventud Mexicana.[26]​[28]​ A pesar de que Luis Segura Vilchis se presentó a declarar voluntariamente y asumió toda la responsabilidad al inculparse por completo como autor material e intelectual del atentado, las autoridades sumaron su culpabilidad a la de los hermanos Humberto y Miguel Agustín.Fue decretada su muerte por fusilamiento, sin juicio alguno, por orden directa de Plutarco Elías Calles al inspector general Roberto Cruz,[29]​ por entonces inspector de policía, a pesar de haberse obtenido un amparo a su favor:[30]​ no fue permitida la entrada al actuario para presentarlo y lograr que se suspendiera la ejecución.[25]​ Con su fusilamiento, Plutarco Elías Calles y Álvaro Obregón habrían pretendido lastimar moralmente a las entidades católicas que señalaban al art.[25]​ Adicionalmente, el rechazo del papa Pio XI de las proposiciones que le hacían Calles y Obregón respecto a la situación religiosa en México pudo contribuir en la toma de decisión precipitada por parte del presidente.El general Cruz señaló no recordar cuáles pruebas fueron esas y no suministró ninguna información adicional a la prensa sobre las supuestas actividades criminales de Miguel Agustín Pro.[35]​ Con Miguel Pro murieron fusilados su hermano Humberto, jefe regional de la Liga en el Distrito Federal; Luis Segura Vilchis, jefe del Comité Especial de la Liga, y Juan Tirado Arias.[2]​ Varios colegios llevan su nombre —uno en Tacna, en Perú, fundado por el SJ Fred Green Fernández y otro, el Instituto Zacatecas Miguel Agustín, en Guadalupe— ciudad donde se conserva la casa natal del mártir.En 2007, se estrenó la película Padre Pro, dirigida Miguel Rico Tavera, sobre la vida del beato.
Miguel Pro en Enghien , Bélgica, en diciembre de 1925
El presidente Plutarco Elías Calles ordenó el fusilamiento sin juicio previo de Miguel Agustín Pro
Imagen del momento de la ejecución en que Miguel Pro recibe los proyectiles con sus brazos abiertos en cruz.