Menexeno

Según U. von Wilamowitz-Moellendorff[1]​ “el diálogo se data a sí mismo” suponiendo que el diálogo era un discurso fúnebre destinado a rivalizar con los elogios públicos a los muertos de la guerra de Corinto, y no tendría sentido si no hubiese sido publicado alrededor de esa fecha.

Según el agrupamiento estilométrico de Cornford el diálogo Menéxeno estaría ubicado en la etapa media del pensador, junto con los diálogos Menón, Fedón, República, Banquete, Fedro, Eutidemo y Crátilo.

El Menéxeno continúa la antigua tradición del epitafio, o discurso fúnebre.

La bondad de los caídos se debe, en primera instancia, a la nobleza del nacimiento que comparten todos los atenienses por ser autóctonos.

El gobierno ateniense es el de los mejores, la aristocracia, y aunque a veces sea llamado democracia, este nunca ha cambiado su condición de honrar la libertad y tratar a todos los ciudadanos como iguales que son.

En este mismo plano, estudiosos han notado que esta sección presenta numerosas distorsiones o supresiones de hechos que apuntan a mostrar la perfección del pueblo ateniense, tanto por la compasión en sus victorias como en el orgullo de sus derrotas.

Y esos bienes, que se cuentan entre los más grandes, los han obtenido.

[4]​Si, además “los muertos tienen alguna sensación de vivos”, no les agradará a los hijos muertos ver a sus padres apenados por tener unos hijos que han obtenido tan gran honor.

Más los complacerían llevando una vida mejor, cuidando a sus esposas e hijos.

Además, deberán honrar a los muertos con ceremonias anuales y concursos de música.A los muertos mismos no deja de honrarlos: cada año celebra en común para todos las ceremonias que es costumbre celebrar para cada uno en privado.