Melchora quedó con sus hijos en Buenos Aires, no obstante compartir la posición política de su esposo.
En Buenos Aires quedó nuevamente Melchora, apoyada ahora en su yerno Felipe Arana, cercano al gobierno revolucionario desde ese año de 1815.
En 1816 Juan Antonio, sobrino de Beláustegui, fue puesto preso por ocultar fugados.
De Buenos Aires los fugados tentaban el paso vía Colonia a Montevideo.
Allí recibían del cabildo un vale que les permitía ser alojados por ocho días gratuitamente por algún vecino, tras lo cual debían procurarse sustento.