Al poco tiempo, se trasladó a Francia con su familia, viviendo allí hasta los siete años.
[2] Durante sus cursos universitarios, fue una interna becaria, con Oswaldo Frota-Pessoa, teniendo así sus primeros contactos con la genética humana.
Por otro lado, Mayana se sorprendió al ver la forma en que los niños enfermos, nacidos durante ese período, habían sido abandonados.
Esos infantes, que en general tuvieron un desarrollo mental normal, y cuya problemática muscular no fue tratada, ni fueron a la escuela, ni siquiera se sometieron a terapia física, fueron el fruto de la incomprensión de los padres y del descuuido del Estado.
De acuerdo al Instituto para la Información Científica, sus artículos han sido citados 1.500 veces, en 102 publicaciones entre 1977 y 1997.
[5] Los logros de la profesora Zatz han sido reconocidos y ha recibido muchos premios, incluyendo los: