Allí diseñó, junto al también ingeniero Émile Nouguier, la famosa Torre Eiffel.
En la primavera de 1884, cuando se decidió realizar una gran Exposición Universal en París, Maurice Koechlin y su colega Emile Nouguier pensaron en construir en su centro una torre metálica más alta que cualquier otra construcción hasta la fecha, destinada a "ser la atracción de la Exposición”[cita requerida].
Un anteproyecto elaborado por Maurice Koechlin fue propuesto a Eiffel, quien a pesar de no declararse muy interesado[cita requerida] autorizó la continuación de los estudios.
Los dos ingenieros solicitaron entonces la colaboración de un arquitecto para elaborar un diseño a gran escala.
El contrato entre los tres reza así: A cambio, Eiffel se comprometió a pagar los costes de la obra y a entregar a cada uno una prima del 1% de las sumas desembolsadas, que les serían "pagadas por las diversas partes de la construcción"[cita requerida].