Matrimonio eterno

Para recibir las bendiciones prometidas por el convenio del matrimonio sempiterno, los devotos deben cumplir la promesa propia de ser obedientes a todos los mandamientos Cristo, incluyendo el vivir una vida pura y casta, abstenerse de cualquier cosa impura, y estar dispuesto a sacrificar y consagrar todo lo que se tiene para la edificación del Reino de Dios.

La religión, citando Mateo 16:19 y Mateo 18:18, se distingue a sí mismo a este respecto de algunas otras tradiciones religiosas enfatizando que las relaciones y pactos matrimoniales hechos en esta vida en el templo seguirán siendo válidos en el más allá si respetan estos pactos.

El término se usa aún hoy en tal sentido por fundamentalistas mormones, que no están afiliados a la Iglesia SUD.

En la actual Iglesia SUD, es posible tanto para hombres como mujeres contraer un matrimonio celestial con una sola pareja viva a la vez.

En Mateo 22:28-30, Jesús responde a una pregunta sobre el estado continuo del matrimonio después de la muerte, afirmando que tras la resurrección de los muertos, «ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, sino que serán como ángeles en el cielo».

Hay una disputa doctrinal sustancial entre la Iglesia SUD y sus ramificaciones respecto a si el matrimonio celestial es plural o monógamo.

Los fundamentalistas mormones argumentan, en respuesta, que han retenido la autoridad sacerdotal para realizar tales matrimonios.

Dos traductores más recientes han preferido el término «matrimonio celestial» (en inglés, heavenly marriage).

[15]​[16]​ En todos sus escritos autorizados,[17]​ Swedenborg solo menciona el término matrimonio celestial dos veces.

[25]​ Fue poco después, en julio de 1843, que Smith afirmó por escrito haber recibido una revelación divina sobre el matrimonio eterno en Doctrina y convenios 132.

Una pareja tras su matrimonio en el Templo de Manti, Utah