Durante su carrera, Mateo había tenido ya varios encuentros creativos con percusionistas.
En la etapa de El Kinto trabajó con Ruben Rada, «Chichito» Cabral y Luis Sosa.
Recién cuando éstas estuvieron refinadas, propusieron a Enrique «Quique» Abal, director artístico de Sondor, la grabación del disco.
Todas las bases de voz, guitarra y percusión, fueron grabadas en directo, utilizándose las pistas sobrantes para los arreglos experimentales.
La mayor parte de sus amigos más cercanos se habían ido del país por la dictadura cívico-militar y el propio Jorge Trasante haría lo mismo al poco tiempo de la grabación del disco.