Masacre de Rechnitz

La masacre tuvo lugar sólo diez días antes de que el Ejército Rojo llegara a Rechnitz.

Se acusó a siete de los implicados, incluidos Franz Podezin y Hans-Joachim Oldenburg, el encargado de la finca del castillo de Thyssen-Batthyány, quienes se encontraban prófugos (condenados in absentia), y otros dos resultando finalmente absueltos.

Se sospechaba que Margit Thyssen-Batthyány les brindó ayuda a Podezin y a Oldenburg para alejarse de Rechnitz y escapar de sus condenas.

A pesar de intensas búsquedas y excavaciones en los años 1966 a 1969, 1993, 2017, 2019 y 2021, no se pudo encontrar el lugar de la fosa común.

[5]​ La sociedad alemana, la austríaca y la húngara, como todos los que estuvieron inmersos en el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, llevaron a cabo un proceso de reconciliación histórica (“Vergangenheitsbewältigung”), mediante el cual se buscó realizar una crítica del pasado y de los errores que se habían cometido, con el objetivo de reconocer las injusticias y conmemorar aquellas situaciones que en otras épocas fueron aceptadas, pero que en la actualidad se han analizado críticamente.

Historia de mi familia” (“Und was hat das mit mir zu tun?

Sobre esto detalla que, mientras Margit no estuvo directamente involucrada en el tiroteo de los prisioneros, sí ayudó a estos dos autores del hecho a fugarse, lo cual describe como un accionar despreciable”.

A ella asistieron la presidenta del Parlamento provincial, Verena Dunst, el embajador de Hungría, Andor Nagy, y la embajadora de Israel, Talya Lador-Fresher.

Esta dinámica dificultó las investigaciones y nos habla sobre el lugar donde se encontraba la sociedad austríaca en la posguerra.

En la petición el partido local SPÖ indicó: “conocemos al susodicho desde su nacimiento y por ello podemos atestiguar que incluso de niño, de joven y más tarde de joven, siempre se ha comportado en todos los aspectos con la mayor corrección y no podemos creer en absoluto que pudiera ser culpable de un delito penal”.

Como en la mayoría de juicios políticos realizados después de la Segunda Guerra Mundial, la "necesidad democrática" de mantener las estructuras políticas europeas básicas, conllevó a que se den muchas amnistías y a que los procesos judiciales tengan resultados inclusos.

[6]​ Los Thyssen fueron una de las familias más poderosas del siglo XX.

Después del final de la Segunda Guerra Mundial, los Aliados ordenaron que la empresa pasara a ser una sociedad mercantil.

Heinrich, barón y mecenas, decidió convertir esta colección privada en una abierta al público ahora visible en el Museo Thyssen-Bornemisza, en Madrid.

Monumento conmemorativo de las víctimas judías
Castillo de Rechnitz en 1930
Placa conmemorativa en el Kreuzstadl
Zona oeste de Kreuzstadl (2009)