A tan sólo quince minutos de marcha, fueron sacados del camino; acto seguido las tropas mexicanas iniciaron el fusilamiento masivo.
Entre los pocos sobrevivientes que lograron escapar se encontraba el alemán Herman Ehrenberg, quien posteriormente escribió su testimonio sobre los hechos ocurridos.
[2] El último en ser fusilado fue el comandante Fannin, a quien se le leyó su sentencia de muerte, la cual fue traducida por Joseph Spohn.
Casi un mes más tarde Santa Anna fue capturado durante la batalla de San Jacinto.
Por otro lado, Trujillo asegura que la mayoría de prisioneros no fueron fusilados, sino que habrían sido ejecutados al intentar fugarse, al trasladarse hacia Goliad, y sólo algunos habrían sido fusilados.