Se hicieron pocos o ningún esfuerzo en negociar con los reclusos[1] antes de que la Policía Militar, al mando del Coronel Ubiratan Guimarães, ingresara a las instalaciones puesto que el motín no pudo ser controlado por parte de los guardias de la prisión.
La fiscalía del juicio contra el coronel Guimarães calificó la intervención como "desastrosa y mal preparada".
La junta reconoció por veinte votos contra dos que la sentencia condenatoria dictada por el jurado contenía un error, y aceptaron el argumento de que sólo estaba siguiendo órdenes.
[7] En la pared del edificio donde vivía fue pintado con aerosol "aquí se hace, aquí se paga", lo cual hacía referencia a la masacre de Carandiru.
[8] La masacre causó indignación entre los detenidos de otras prisiones, que al parecer decidieron formar el Primer Comando Capital (PCC) al año siguiente del evento.