La corte le declaró culpable y fue condenado a diez años en la Cárcel Regional de Bayamón.
Fue recibido entre vítores por la población penal debido a su gran popularidad.
Consiguió permisos para realizar grabaciones y presentaciones, lo que generó polémica entonces.
Sus discos "Adentro", "El hijo del pueblo", "El sonero del pueblo" y "Oficial, pero con tremenda pinta" fueron editados en presidio.
Su voz reunió un buen número de seguidores gracias a sus frases jocosas y pueblerinas.