[5] Alberto Girri definió a Lynch como una escritora "poco menos que única entre nosotros, por su ímpetu y destreza narrativa y por haber incorporado a nuestra literatura personajes como la señora Ordóñez o la Colorada Villanueva, acaso arquetípicos de nuestro medio".[7] Había sido secretaría de Arturo Frondizi entre 1962 y 1964, coqueteó con la última dictadura militar pero fue la única que reclamó por la aparición con vida de Haroldo Conti y recibió en su casa de Vicente López a personalidades como el padre Carlos Mugica.[12][13][14] El escritor Jorge Asís comentó: "La mataron un poco todos los que adoptaban un tono de perdonavidas para referirse a ella.Hace unos cuatro años se vino abajo físicamente y no lo pudo resistir.Yo les hubiera hecho un corte de mangas, pero ella se tomaba la vida y la literatura demasiado en serio".