En una entrevista concedida al Nuevo Herald en el 2003 en miami, recordó :Un querido amigo nuestro, el fotógrafo Fernando Chenard Piña, conocía a un señor que se llamaba Fidel Castro Ruz y comenzamos a reunirnos en una casa de Prado 109, en La Habana ; Los que nos decidimos a combatir a Batista lo hicimos porque violó la constitución de 1940, y por el derecho de todos los ciudadanos a que nos respeten las leyes.Tras el fracaso de la invasión logra escapar a La Habana donde participa activamente en la lucha clandestina, dirigiendo varios grupos de acción y sabotaje.
Sin embargo pasado los primeros tiempos de efervecencia revolucionaria Chanes debido a su alta posición en el gobierno comienza a darse cuenta de los manejos internos del nuevo poder para cercenar la recién conquistada democracia, poco a poco comienza a alejarse de la influencia directa de los hermanos Castro y otros dirigentes hasta que se aísla en su casa, se negó siempre a participar en los rejuegos de la nueva clase dirigente para afianzarse en el poder.
Mario Chanes cumplió treinta años de prisión, sin haber nunca disparado un tiro, y sin haber nunca pertenecido jamás a alguna organización opositora, su más grave falta, haber sido un moncadista que tuvo el valor de oponerse al nuevo poder que se instalaba usurpando la democracia.
La prisión de Mario Chanes fue la más larga que cualquier otro prisionero político en el mundo no haya sufrido jamás, su caso además fue el más olvidado, tapujado, e injusto en toda la historia del presidio político en Cuba, en la prensa oficial cubana simplemente su memoria fue completamente olvidada, ningún periodista se atrevió a escribir alguna nota, jamás se le permitió indulto alguno, ni siquiera por cuestiones de salud.
Mario Chanes fue siempre un hombre de principios, un Plantado, un hombre siempre fiel a sus ideas, un demócrata empedernido y sobre todo un gran cubano, su amor por Cuba jamás se resquebrajó a pesar de pasar una gran parte de su vida en prisión por su causa.