Más adelante, desde 1756 continuó como tenor y también como organista, en las ocasiones en que había de suplir al maestro titular.
Desde 1765 inició el trámite para ordenarse como presbítero que culminará en 1768.
De su obra conservamos seis sonatas para clavecín que han sido editadas por Jesús Gonzalo López en Zaragoza (1979).
En la estructura de estas sonatas para clave alternan pasajes de diversa concepción y expresión, en los que destaca la fantasía en la invención del compositor; unas son enérgicas y otras suponen remansos melódicos que se acompañan de acordes.
En cuanto a la técnica, las sonatas requieren en su interpretación de un consumado virtuosismo en la ejecución.