Así, Juan Bosco recuerda que el célebre sueño de los 9 años que marcó para siempre su vida, aparece de refilón su madre en este sentido: Palabras del misterioso personaje, identificado como “el Señor” a Juanito Bosco: “Yo soy el Hijo de Aquella a quien tu madre te enseñó a saludar tres veces al día...” Margarita Occhiena educó a Juan Bosco de acuerdo con su fe en Dios.
Así le hizo inteligente, libre y capaz de hacer todo por amor a los demás.
Juan Bosco gastó materialmente su vida por la juventud pobre y abandonada.
Al hacerse cargo de nosotros, mi madre tuvo que ocuparse de la casa y del trabajo que hacía mi padre en el campo.
Había muchos muchachos, algunos de ellos decían malas palabras, Yo me lancé hacia ellos golpeándoles con mis puños.
Fue entonces cuando apareció un Personaje que me dijo: “No con puños, sino con amabilidad vencerás a estos muchachos...” Yo tenía sólo nueve años... ¿Quién me estaba pidiendo a hacer algo imposible?
Generosidad para con el extranjero y extraño que llama a la puerta buscando comida... Más que eso... Jesús era prácticamente como uno más de la familia y mi madre, Margarita, me enseñó de memoria algunos pasajes de la Biblia ... Nosotros no pudimos ir a la clase de catecismo, así que ella misma nos enseñó nuestra fe.
Aquí, en este lugar, comencé a tener una sencilla pero profunda relación con Dios.
En mi familia aprendí a respetar y tener confianza en Dios ... ...todopoderoso, pero también el Dios de “cada día”, familiar, parte de mi vida ordinaria.
Igualmente después de la cosecha o la vendimia: "Demos gracias al Señor.
Por eso prepara a sus hijos también para afrontar y entender las dificultades, los sufrimientos.
Mamá Margarita se echó encima un chal negro, bajó a Chieri y habló con Juan: "El párroco vino a decirme que quieres entrar en un convento.
Pero yo te digo: En estas cosas tu madre no cuenta nada.
Más aún, te lo quiero decir en seguida: si te hicieras sacerdote y por desgracia llegaras a ser rico, no pondré mis pies en tu casa.
Juan Bosco nunca olvidó aquellas fuertes palabras de su madre.
En la tarde de la primera Misa en su pueblo Mamá Margarita, a solas con su hijo, le hace algunas recomendaciones: "Ya eres sacerdote, estás más cerca de Jesús.
Es conocida por todos, está tranquila en su tierra, con sus nietos, en las costumbres de la vida campesina.
La respuesta a la pregunta del hijo no se hace esperar: "Si te parece que esto agrada al Señor, yo estoy preparada para ir enseguida".
Años después un Coadjutor Salesiano, Pedro Enria, recuerda a Don Bosco: "¿Se acuerda cuando por la noche estábamos en la cama?
Por medio de juegos, oraciones y catequesis, he procurado darles todo lo que me enseñó mi madre cuando era un niño.
Pan, Amor, Trabajo, participación, amistad con Dios y con los otros, sueños... “Uno sólo es mi deseo que seáis felices en el tiempo y en la eternidad” (D.Bosco) Debe mucho a Margarita Occhiena, su madre.
Llevaba 15 años atendiendo como una verdadera madre a los más de 800 niños pobres que su hijo Don Bosco albergaba en el Oratorio.
Don Bosco lloró la muerte de su madre de rodillas ante el altar de la Virgen María: "Compasiva María... Mis pequeños y yo ya no tenemos madre en la tierra, ahora tienes que ser Tú nuestra Madre desde el cielo".