Desde sus inicios Schütte-Lihotzky dedicó gran esfuerzo a mejorar los espacios de los trabajos domésticos tanto desde la teoría, la política como el proyecto, conceptos estos que consideraba que esclavizaban a las mujeres.
Margarete Schütte-Lihotzky y Ernst May fueron quienes más difusión realizaron sobre los principios de las nuevas edificaciones.
[2] Otras arquitectas realizaron una reflexión sobre el diseño de la cocina a principios del siglo XX: Jane Drew, Charlotte Perriand y Aino Aalto.
En 1985 publicó un libro que recoge su experiencia de la guerra desde la resistencia y la cárcel Erinnerungen aus den Widestand, 1938-1945.
En febrero de 1947 el matrimonio vuelve a Viena, donde ejercieron la profesión tanto en proyectos conjuntos como individuales, se separaron en 1951.
Sin embargo, su compromiso con el socialismo hizo que no recibiera los encargos acorde a su experiencia y prestigio.
Margarete Schütte-Lihotzky tuvo una posición comprometida desde el comienzo de su carrera respecto a la sociedad y la responsabilidad de las personas que ejercen la arquitectura, posición que marcará tanto su vida profesional como personal.