Los diseñadores son desarrollo, en cuanto al proyecto, de un objeto, producto, o concepto.
En este proceso intervienen, entre muchas otras, habilidades que se relacionan con el manejo y conocimiento de las ciencia, auxiliares del diseño la tecnología, la psicología, la forma, la ergonomía, el lenguaje, la comunicación visual, la cultura general y una gran capacidad creativa.
Normalmente el ejercicio de la actividad implica un contrato profesional entre el diseñador y el cliente, que suele ser un fabricante o una empresa, aunque también la puede desarrollar por cuenta propia y sin relación de dependencia, tanto en equipo como individualmente.
En todo los casos la práctica conlleva una gran responsabilidad y dominio de las implicancias éticas del ejercicio.
En general se centran en el soporte científico de la teoría del diseño y la práctica profesional en sí.