Marcos Rodríguez Pantoja

En 1953, teniendo Marcos Rodríguez siete años, y tras una vida de malos tratos y violaciones, fue vendido o entregado a un terrateniente local, el cual lo entregó a un cabrero para que sirviese de relevo.

Tras vivir en Fuengirola (Málaga) e incluso llegar a habitar en una cueva, se trasladó a un pueblo del interior de Orense, Rante, donde fue acogido por Manuel Barandela Losada, un policía retirado al que él llamaba el «jefe» y consideraba su familia, hasta el fallecimiento de este.

[2]​ Es apadrinado por una familia holandesa, siendo habitualmente invitado por ayuntamientos, asociaciones y organizaciones diversas a dar charlas en las que narra su extraordinaria vivencia.

Una vez que se encontró de nuevo inmerso en un ambiente social, tras su rescate por la Guardia Civil, realizó una lenta readaptación a las costumbres humanas (comida, vestimenta, lenguaje, etc.), manifestando todavía en la edad adulta preferencia por la vida en el campo y los animales (con los que tiene un trato especial) y desarrolló cierta animadversión por el ruido y el olor de las ciudades, considerando que la vida entre humanos es peor que la vida con los animales.

El ya mencionado escritor Gabriel Janer Manila ha escrito una obra clasificada como juvenil adulta titulada He jugado con lobos, en el sello Bridge de la editorial La Galera.