Los avatares de la vida le llevan a ejercer su profesión de maestro en Madroñera, donde permaneció durante diecisiete años, pueblo en el que se integró perfectamente, al que quiso muchísimo y del que en 1944 fue nombrado Hijo Adoptivo.
Marciano Curiel tuvo dos grandes pasiones: el magisterio y el folclore popular.
En 1944 publicó en el CSIC una recopilación de cuentos llamada Cuentos extremeños, que había ido recogiendo en los diferentes pueblos en los que había trabajando de maestro.
Gran parte de los 144 cuentos que componen el libro fueron recogidos en Tejeda de Tiétar, Trujillo, Cáceres y, sobre todo, en Madroñera, donde hay una rica tradición folclórica.
Como maestro fue un adelantado a su tiempo, entre otras cuestiones, por el uso de los cuentos tradicionales como un recurso para el aula.